La violencia en el Estado de Guerrero, México, ha alcanzado un nuevo nivel de horror con el brutal asesinato del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, quien fue decapitado a solo seis días de haber asumido el cargo. Su cuerpo fue encontrado dentro de un vehículo en la colonia Villas del Roble, mientras que su cabeza fue colocada en el techo de la camioneta. Aún no se ha informado sobre el lugar, día u hora en que Arcos fue privado de su libertad.
Este atroz asesinato llega en medio de una creciente ola de violencia en Guerrero, uno de los estados más golpeados por el crimen organizado. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, afirmó que las investigaciones están en curso y que están trabajando para determinar los motivos y detener a los responsables. “Estamos haciendo las investigaciones necesarias para saber cuál fue el móvil”, declaró Sheinbaum.
El asesinato de Alejandro Arcos sigue al homicidio, el pasado viernes 4 de octubre, de Francisco Tapia, secretario general del municipio y estrecho colaborador del alcalde, así como el de Ulises Hernández, jefe de seguridad. Ante esta alarmante situación, las autoridades analizan la posibilidad de que la Fiscalía General de la República tome las riendas de las investigaciones.
El estado de Guerrero ha sido escenario de violencia constante, y aunque Chilpancingo no figura entre los municipios con mayor índice de homicidios, estos recientes eventos han encendido las alarmas en las autoridades locales y federales.
