Caracas, Venezuela. En un acto celebrado en la Asamblea Nacional este viernes, Nicolás Maduro juramentó como presidente de Venezuela para un nuevo periodo, rodeado de polémica y aislamiento político regional. A pesar de proclamar la presencia de delegados de 125 países, la mayoría de estos no eran jefes de Estado ni cancilleres, lo que refleja la pérdida de apoyo internacional al gobierno venezolano.
Entre los pocos mandatarios presentes destacaron Daniel Ortega de Nicaragua y Miguel Díaz-Canel de Cuba, aliados históricos del régimen. Delegaciones de países como China y Rusia también enviaron representantes, reforzando los vínculos geopolíticos de Maduro con estas potencias. Sin embargo, la ausencia de líderes clave en América Latina, incluyendo representantes de Colombia, marcó el evento como un reflejo del creciente aislamiento diplomático del gobierno venezolano.
El acto se llevó a cabo en medio de tensiones internas, como el reciente incidente con la líder opositora María Corina Machado, quien denunció su retención y posterior liberación bajo circunstancias poco claras. Mientras tanto, la oposición venezolana, encabezada por Edmundo González Urrutia, continúa denunciando irregularidades en las elecciones de julio y busca apoyo internacional para desafiar la legitimidad del nuevo mandato de Maduro.
La juramentación también estuvo acompañada por un despliegue masivo de fuerzas de seguridad en Caracas, lo que generó un ambiente de incertidumbre y temor entre la población. La comunidad internacional sigue de cerca los acontecimientos en Venezuela, un país dividido entre alianzas estratégicas y crecientes demandas de cambio político.
