Un esteticista de Manhattan, Joey Grant Luther, ha sido acusado de inyectar bótox falsificado a sus pacientes, lo que llevó a varios de ellos a ser atendidos de emergencia en un hospital, según informó la Fiscalía de Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York.
Luther, quien operaba el spa JGL Aesthetics, se hacía pasar por un profesional de la salud, promocionando su servicio de tratamientos estéticos para reducir arrugas faciales y tratar otros problemas, como el exceso de sudor y el aumento del tamaño del pene. Sin embargo, en lugar de utilizar el bótox original de la marca Allegran, utilizaba productos apócrifos importados de China, lo que provocó efectos adversos en muchos de sus clientes.
Los fiscales señalan que, a pesar de que algunos pacientes comenzaron a experimentar síntomas graves, incluyendo problemas de visión y botulismo, Luther les aseguraba que eran efectos secundarios normales. Sin embargo, los mismos fabricantes de bótox advierten que estos síntomas requieren atención médica inmediata.
Luther, quien no tenía licencia para inyectar bótox y no era médico, ha sido acusado de fraude electrónico, contrabando y delitos relacionados con el manejo de medicamentos falsificados. La fiscal Danielle R. Sassoon expresó que la indiferencia de Luther hacia la salud de sus pacientes los puso en peligro y causó lesiones graves en algunos casos.
Este caso resalta los peligros de los procedimientos estéticos no regulados y la importancia de buscar siempre profesionales certificados para tratamientos de este tipo.