Juan Manuel Méndez: “Las Lágrimas Son Una Parte Humana”

Mayor General Juan Manuel Méndez, Director del Centro de Operaciones de Emergencia (COE), expresó que “las lágrimas son una parte humana“, al compartir sus sentimientos tras enfrentar las difíciles situaciones vividas durante las operaciones de rescate. Méndez reveló que las emociones forman parte del proceso de su trabajo y que no le preocupa el juicio de quienes critican la expresión de sus sentimientos.

“Soy un ser humano, tengo hijos, tengo madre, y cada vez que mi hijo de 2 años me dice ‘Te amo’, se me salen las lágrimas”, comentó Méndez, visiblemente afectado. “No me preocupa que digan que no debo llorar. Es algo que todos los humanos sentimos y vivimos“, añadió.

El general también compartió detalles sobre las difíciles condiciones que enfrentó durante el operativo de rescate tras la tragedia, donde estuvo más de 50 horas sin descanso. “Es una experiencia que te abruma, pero es un trabajo que hacemos con vocación de servicio. No importa lo difícil, siempre estamos ahí cuando el país lo necesita“, destacó.

Durante la conversación, Méndez recordó los sacrificios que enfrentaron los rescatistas, entre ellos las largas jornadas sin descanso y la exposición a riesgos de salud mental y física. A pesar de las dificultades, el general subrayó la importancia de contar con equipos especializados en emergencias, como los que utilizan tecnología avanzada, por ejemplo, los escáneres israelíes para la búsqueda de sobrevivientes entre escombros.

Al ser cuestionado sobre la creación de un posible Ministerio de Rescate, Prevención y Mitigación de Desastres, Méndez expresó su apoyo a cualquier iniciativa que beneficie al país. Además, agradeció el reconocimiento recibido por parte del presidente y resaltó la importancia de mejorar las capacidades de respuesta ante emergencias.

La entrevista dejó claro el profundo sentido de humanidad y servicio del general Méndez, quien a pesar de las adversidades, sigue comprometido con su misión de proteger y salvar vidas, sin dejar de ser un ser humano sensible ante el dolor ajeno.