La agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) se prepara para desplegar equipos especiales de respuesta táctica en cinco ciudades ubicadas en estados con gobernadores demócratas, según informó NBC News. Las ciudades señaladas son Seattle, Chicago, Filadelfia, el área del norte de Virginia o Washington D.C., y Nueva York.
Estos equipos, compuestos por entre 16 y 18 agentes, se movilizan en vehículos blindados conocidos como Bearcats. Están equipados con armas largas y chalecos tácticos, y su función principal es participar en operativos considerados de alto riesgo.
La medida genera expectativa y debate, dado el enfoque y la capacidad de estos escuadrones para enfrentar situaciones complejas en ciudades con gobiernos demócratas.
Funcionarios de ICE han señalado que estos despliegues buscan mejorar la efectividad en la aplicación de la ley migratoria, especialmente en áreas donde se percibe que la cooperación con las autoridades federales ha sido limitada. Los escuadrones tácticos actuarán en operaciones específicas para detener a individuos considerados una amenaza para la seguridad pública.
Sin embargo, grupos defensores de los derechos civiles han expresado preocupación ante el aumento de la presencia federal en estas ciudades, temiendo que pueda generar un clima de intimidación y afectar a comunidades migrantes vulnerables. También critican que estas acciones podrían tensar aún más las relaciones entre los gobiernos locales y la administración federal.
Por su parte, algunos líderes locales han pedido un diálogo abierto con ICE para coordinar esfuerzos y evitar confrontaciones innecesarias, mientras que otros han condenado la decisión y asegurado que seguirán protegiendo a sus comunidades frente a lo que consideran una intervención federal agresiva.
Expertos en seguridad advierten que la llegada de estos equipos tácticos podría cambiar la dinámica de los operativos en las ciudades mencionadas, incrementando la presencia policial y federal en las calles. Esto podría provocar una respuesta social variada, desde el respaldo de quienes buscan mayor control, hasta protestas de quienes defienden los derechos de los migrantes.
Mientras tanto, ICE afirma que estos movimientos forman parte de una estrategia más amplia para reforzar el control migratorio en todo el país, sin intención de afectar el orden público ni la convivencia social, aunque la tensión entre autoridades locales y federales sigue siendo un reto importante.