Santo Domingo, R.D. – El expresidente de la República, Hipólito Mejía, expresó su escepticismo respecto a las nuevas medidas adoptadas por el Gobierno para mejorar el tránsito en el Gran Santo Domingo, calificando la situación como compleja y sin una solución clara a la vista.
Durante declaraciones a la prensa, Mejía señaló que, aunque respeta los esfuerzos del Gobierno, no cree que las medidas actuales logren resolver el caos vehicular, y cuestionó la falta de propuestas concretas y sostenibles para enfrentar el problema. “Está bien, ustedes no creen, pero ¿qué es lo que van a hacer? Yo no veo solución en ese caso, honradamente te lo digo”, expresó el exmandatario.
El exjefe de Estado también reconoció que no es un experto en materia de transporte, pero aseguró estar “en el medio del problema” y preocupado por su impacto económico y humano. Citó como ejemplo los constantes tapones que, según dijo, representan una pérdida de tiempo y dinero para los ciudadanos. Además, se mostró alarmado por la alta tasa de accidentes en motociclistas: “Se mueren ocho motoristas diarios en este país”, enfatizó.
Mejía lamentó que en cada hogar haya varios vehículos y que la cantidad de camiones —nuevos y viejos— circulando empeore aún más la situación. Aseguró que la solución no es tan sencilla como “prohibir la importación” o “sacar los carros viejos de circulación”, ya que existen muchos intereses económicos involucrados, incluyendo los de los propios dealers que están llenos de inventario.
El Gobierno anunció que a partir del 1 de julio entrará en vigencia un nuevo horario escalonado para la entrada y salida de empleados públicos, como parte de un plan para descongestionar el tránsito en la capital. Sin embargo, esta medida ha recibido críticas por no atacar las causas estructurales del problema, como la falta de un transporte público masivo y eficiente.
Aunque Mejía admitió que ojalá se logre una solución, reiteró su postura pesimista ante el panorama actual y exhortó a las autoridades a buscar enfoques más profundos y estructurales para enfrentar uno de los principales dolores de cabeza de los ciudadanos del Gran Santo Domingo.