“Vamos a tener que hacerlo”, afirmó Trump desde la Casa Blanca, asegurando que el apoyo militar será “sobre todo de armas defensivas”, en vista de que las fuerzas rusas “están golpeando muy, muy fuerte” a Ucrania. Las declaraciones se produjeron de manera inesperada mientras se preparaba para cenar con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien aprovechó la ocasión para anunciar que ha nominado a Trump al Premio Nobel de la Paz.
Trump reveló además que sostuvo una conversación telefónica con Putin el jueves pasado, en la que el mandatario ruso reafirmó su negativa a detener la ofensiva y le dejó claro que “no renunciará a sus objetivos” en Ucrania. “Estoy decepcionado”, comentó Trump al referirse a la postura del Kremlin.
Pese a su malestar, Trump reiteró su posición de que la guerra nunca habría comenzado si él hubiera estado al mando en 2022, en lugar de Joe Biden. “Esto no estaría pasando si yo fuera presidente”, dijo, reafirmando su idea de que la diplomacia y el poder disuasivo de su administración habrían evitado el conflicto.
Guerra en Ucrania
La guerra en Ucrania comenzó en febrero de 2022, cuando Rusia lanzó una invasión a gran escala sobre territorio ucraniano, intensificando un conflicto que ya existía desde 2014 tras la anexión de Crimea. Desde entonces, la confrontación ha provocado miles de muertes, millones de desplazados y una crisis humanitaria que ha impactado a toda Europa.
Las fuerzas rusas han atacado infraestructura clave, ciudades y pueblos, mientras Ucrania ha resistido con el apoyo militar, económico y político de países occidentales, liderados por Estados Unidos y la Unión Europea.
El conflicto ha tenido profundas implicaciones geopolíticas y económicas, reviviendo tensiones propias de la Guerra Fría. Ha desencadenado sanciones masivas contra Rusia, el fortalecimiento de la OTAN y una creciente polarización internacional. Pese a los intentos de negociaciones y treguas, la guerra continúa sin una solución clara, mientras Ucrania sigue pidiendo más ayuda para defender su soberanía, y Rusia insiste en mantener sus intereses estratégicos en la región.