El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desató una nueva polémica este viernes 14 de noviembre al insultar a la periodista Catherine Lucey, corresponsal de Bloomberg en la Casa Blanca, luego de que ella le preguntara por los archivos relacionados con Jeffrey Epstein. Durante el vuelo en el Air Force One hacia Mar-a-Lago, Trump respondió a la pregunta de la reportera con un agresivo: “Cállate, cállate, cerdita”, lo que generó de inmediato críticas y revuelo político y mediático.
El incidente se suma a una larga lista de episodios en los que Trump ha agredido verbalmente a mujeres periodistas, especialmente cuando lo cuestionan sobre temas delicados. Esta misma semana amenazó a una reportera de ABC News con retirar la licencia televisiva de la cadena por preguntarle sobre su vínculo con Epstein, reprochándole la “mala actitud” y sugiriéndole que debía “volver a estudiar periodismo”.
El comportamiento del mandatario ha provocado fuertes reacciones en redes sociales, donde se multiplicaron los memes y críticas, incluyendo pronunciamientos de legisladores demócratas que condenaron su trato hacia las mujeres y el menosprecio hacia la prensa. Analistas y organizaciones internacionales también han alertado que este patrón de agresiones públicas alimenta un clima de hostigamiento hacia las periodistas, amplificado por seguidores que replican sus insultos.
La directora ejecutiva de la International Women’s Media Foundation, Elisa Lees Muñoz, señaló que cuando un líder ataca a una mujer periodista “desencadena un torrente de abusos” y refuerza comportamientos misóginos. Según explicó, los insultos de Trump no solo buscan silenciar a la reportera del momento, sino enviar un mensaje intimidatorio hacia todas las mujeres que cuestionan al poder.
El historial del expresidente incluye ofensas dirigidas a figuras políticas como Alexandra Ocasio-Cortez, a quien llamó “de bajo coeficiente intelectual”; Nancy Pelosi, descrita por él como “una mujer malvada”; además de ataques recientes contra Kamala Harris, Sunny Hostin y Whoopi Goldberg. Este patrón contrasta con la imagen pública distante y controlada que ha mantenido en su vida familiar, lo que según especialistas evidencia una intención deliberada de desacreditar a mujeres en posiciones de influencia o crítica.
Con este nuevo episodio, Trump vuelve a estar en el centro de una controversia que reaviva cuestionamientos sobre su relación con la prensa, su trato hacia las mujeres y el impacto que su retórica tiene en la calidad del debate público en Estados Unidos.
