Sheinbaum Genera Debate Al Extender Mano A Esposa De Presidente De Singapur

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La ceremonia de bienvenida en el Palacio Nacional estuvo marcada por un gesto que generó comentarios. Durante el saludo entre la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, y la esposa del mandatario de Singapur, Jane Ittogi, el presidente Tharman Shanmugaratnam intervino con un movimiento de brazo que impidió el apretón de manos. Aunque en occidente la escena pudo interpretarse como un desaire, especialistas en protocolo explican que se trató de una acción alineada con normas culturales asiáticas, donde el contacto físico en actos formales suele evitarse, especialmente entre personas de distinto sexo.

En culturas con influencia india y malaya, como las que forman parte del entorno multicultural de Singapur, el saludo más apropiado no es el apretón de manos, sino una leve inclinación o llevar la mano al pecho. Bajo ese marco, el gesto del presidente buscó preservar esa etiqueta y evitar que su esposa quedara en una situación incómoda. Mientras para Sheinbaum extender la mano es una expresión de cortesía política, para la pareja singapurense mantener la distancia representa respeto y formalidad.

La escena, captada por las cámaras oficiales y rápidamente difundida en redes sociales, provocó interpretaciones divididas. Mientras algunos usuarios señalaron el gesto como un desplante hacia la presidenta mexicana, otros destacaron la importancia de considerar las diferencias culturales en encuentros diplomáticos. Analistas consultados recordaron que estas confusiones son frecuentes en actos bilaterales entre países con tradiciones protocolares distintas.

Expertos en relaciones internacionales subrayaron que el papel del protocolo es precisamente evitar malentendidos y que, en este caso, no hubo señal de tensión entre las delegaciones. De hecho, tras el momento del saludo, la reunión avanzó con total normalidad, centrada en temas de cooperación económica, innovación y fortalecimiento de los lazos entre México y Singapur. Las sonrisas posteriores dejaron claro que ninguna de las partes consideró el gesto como una falta de respeto.

En contextos diplomáticos, el respeto cultural se vuelve clave para mantener la armonía en los encuentros formales. Este episodio, lejos de representar un conflicto, ha servido para abrir una conversación sobre cómo las costumbres occidentales no siempre coinciden con las asiáticas, y sobre la importancia de entender estas diferencias en escenarios internacionales. Para ambos gobiernos, la visita continúa siendo un paso estratégico para reforzar alianzas y promover nuevas oportunidades de colaboración.