Irán da primer paso hacia el cierre del estrecho de Ormuz y amenaza con sacudir la economía mundial.
El Parlamento iraní alcanzó un consenso para proceder con el cierre del estrecho de Ormuz, una de las rutas marítimas más estratégicas del planeta, vital para el comercio energético global.
La medida, anunciada por el general Kosari, diputado de la Comisión de Seguridad Nacional, ahora está sujeta a la aprobación del Consejo Supremo de Seguridad Nacional. Esta decisión surge como respuesta a lo que Teherán califica como agresión militar de Estados Unidos, en un contexto de creciente tensión geopolítica en el Golfo Pérsico.
El estrecho de Ormuz canaliza más del 80 % del petróleo exportado desde la región, según la firma especializada Tanker Trackers. Su posible bloqueo, en reacción a la retórica hostil del presidente estadounidense Donald Trump, podría generar un colapso energético global.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Irak advirtió que la medida afectaría directamente el tránsito de unos cinco millones de barriles diarios, disparando el precio del crudo hasta los 300 dólares por barril y reduciendo entre un 20 y un 35 % el suministro global.
El líder supremo de Irán, ayatolá Seyyed Ali Jamenei, advirtió con contundencia: “Irán no cederá. Cualquier incursión militar de Estados Unidos tendrá consecuencias irreversibles”. En un mensaje audiovisual, Jamenei llamó a la prudencia y recordó que la historia de resistencia del pueblo iraní no debe subestimarse.
Expertos internacionales prevén que, incluso sin un bloqueo completo, el aumento de las primas de seguros para los buques petroleros y la incertidumbre geopolítica bastarían para causar un alza inmediata en los precios del petróleo, impactando a consumidores y empresas en todo el mundo.
Aunque Omán mantendría abiertas sus aguas territoriales al tráfico marítimo, esto no evitaría el impacto económico global.
Qatar, Arabia Saudita y otros países del Golfo también sufrirían pérdidas significativas en sus economías, especialmente en sus exportaciones de gas licuado. Las principales compañías energéticas multinacionales podrían verse afectadas en cuestión de días ante el colapso del suministro energético, lo que marcaría el inicio de una crisis global sin precedentes en lo que va de siglo.