SANTO DOMINGO – Un debate candente ha surgido en redes y medios dominicanos sobre cómo reaccionar cuando un extranjero critica a la República Dominicana. La polémica se centra en si se debe defender a los dominicanos por nacionalidad, incluso frente a críticas fundamentadas, o aceptar la verdad aunque venga de fuera.
Durante un reciente programa radial, expertos y oyentes discutieron casos de figuras públicas en plataformas digitales, señalando que muchos dominicanos sin preparación reciben micrófono y fama rápidamente, mientras otros profesionales consolidados pasan desapercibidos. Según los participantes, este fenómeno no es exclusivo del país: “El que tiene razón, tenga la nacionalidad que tenga, merece ser escuchado, pero no podemos permitir que generalicen sobre todos los dominicanos”, afirmó uno de los panelistas.
El debate también abordó el impacto del público en el crecimiento de ciertos contenidos virales, donde la cantidad de “views” supera la calidad. Además, se destacó que la mayoría de los dominicanos son trabajadores y responsables, aunque los casos negativos tienden a sobresalir más y generar una percepción distorsionada.
En conclusión, la conversación dejó claro que defender al dominicano no significa ignorar la crítica externa, sino reconocer las fortalezas y logros del país, mientras se trabaja en corregir los aspectos negativos: un equilibrio entre orgullo patrio y autocrítica constructiva.
El debate sobre si defender al dominicano ante críticas extranjeras o aceptar la verdad de los comentarios foráneos refleja un dilema de identidad y orgullo nacional. Por un lado, existe la obligación de resaltar y proteger los valores, logros y esfuerzos de los dominicanos que sí cumplen con la ética y la profesionalidad, evitando que una minoría desmejorada empañe la imagen del país. Por otro lado, aceptar las críticas fundadas de extranjeros puede ser un acto de autocrítica necesario para corregir errores y mejorar la percepción internacional de la República Dominicana.
En este contexto, el equilibrio radica en no generalizar ni minimizar la realidad. No se trata de atacar al extranjero por su nacionalidad, sino de contextualizar sus observaciones y defender lo positivo de los dominicanos. Así, se protege la dignidad nacional sin caer en la negación de los problemas, fomentando un patriotismo informado y consciente, que reconoce los errores sin dejar de resaltar los aciertos del país y su gente.